29 de junio de 2018

La caja de mangos



- ¿Y Toña?


-Detrás de ti.


- ¡Ah! Jajajajaja.


-Mire má, esa caja de mangos nadie se la lleva. No manches.


-Ha de ser de uno de esos diableros. A ver, ve a ver si están buenos mijo.


     Yo me acerco a la caja de mangos, agarro uno y lo examino mientras acaricio mi barba, pensativo.


-Están buenos, hasta se me antojo uno -le digo a mi abuelita.


- ¿Qué hacemos Haile? -pregunta mi tía.


- ¿Paro un taxi? -sugiero.


- ¿Ya nos vamos má?


- Sí, ya no falta nada.


-Ahí viene uno –digo y le hago la parada.


-Buenos días, ¿me puede ayudar a subir mi caja de mangos? –dice mi tía señalando la caja.


-Claro –dice el taxista. 

     Se baja del carro, abre la cajuela, carga la caja de mangos y la guarda. Todo en diez segundos.


-Súbanse jajajaja –dice mi tía riendo.


-Chale, mejor hubiéramos subido nosotros los mangos, para irme chingando uno jajaja -comento.


     Más tarde ese mismo día, en el microbús de camino al cerro hay unas bolsas en uno de los asientos cercanos al chofer:


-No manches, Haile, ¿ya viste esas bolsas? Llevan todo el viaje ahí y nadie se las baja. Se les han de haber olvidado.


- ¿Tú crees? –digo y volteo a ver si hay pasajeros-. Hay mucha gente, ¿no será de alguien?


-Sí verdá –dice mi tía.


     (…)


-Ya vámonos Hailesito –me dice.

     Yo ayudo a bajar a mi abuelita y a mi tía del micro.


- ¿Me puede ayudar a bajar mis bolsas? –le dice mi tía al chofer señalando las bolsas.


- ¿Qué pasó? Si esas son mías -replica sonriendo.


- ¡Ah! Jajajajaja. Disculpe.


- ¡Chale! –dice mi abuelita.


     Y yo río a carcajadas.
Compartir en:    Facebook Twitter Google+

2 comentarios:

  1. ¡La vida es simple y bella!
    ¡Comer mangos o café con pan ;)!
    https://youtu.be/3ZIgdr0a07o

    ResponderBorrar